Semblanza de D. Jaime Oliver Asín, por Kurt Schleicher
|
D. Jaime Oliver Asín |
Rebuscando un poco en internet, encontré dos breves párrafos que resumen la vida de D. Jaime con calzador y que es lo poco que se puede encontrar sobre él; evidentemente, estos párrafos no son una semblanza, pero sirven de punto de partida y para situar o enmarcar a nuestro personaje y querido profesor:
“Nació en Zaragoza el 26 de julio de 1905 y falleció en Madrid el 5 de febrero de 1980. Fue catedrático de Lengua y Literatura en el instituto Ramiro de Maeztu, miembro del Instituto de Estudios Madrileños, director de la Escuela de Estudios Árabes (CSIC, 1958), miembro de número de la Real Academia de la Historia (1963) y Cronista de la Villa de Madrid.
Escribió una treintena de libros y estudios de literatura española, etimologías, investigaciones sobre el Madrid medieval y monografías de toponimia y geografía histórica. Su trabajo sobre el pasado de nuestra villa supuso la culminación de la labor desarrollada en las seis primeras décadas del siglo XX por Elías Tormo, Agustín Gómez Iglesias y Fernando Urgorri.”
¡Pues todo un personaje! Pero para nosotros, los que hemos sido sus alumnos en Sexto de Bachillerato y Preuniversitario (en los cursos 1962/63/64), era simplemente nuestro profesor y además nos proporcionó unas cuantas sorpresas por su carácter, un tanto especial, sabiendo conjugar estupendamente el imponernos cierto respeto y ser capaz al mismo tiempo de “descender” y mezclarse con nosotros como uno más.- Recuerdo que en una ocasión y con un buen fin, compartió una batalla de tizas con todos; la sensación de estar haciendo una trastada así estando “D. Jaime” presente y encima participando con tanto brío como nosotros, era muy especial; casi no me lo podía creer.- Creo que ninguno de los otros profesores hubiera sido capaz de aquello sin perder un ápice de respeto, y le admiramos aún más por ello.
No era solo un profesor; era además catedrático de Lengua y Literatura españolas.
¿Y cómo era D. Jaime? Pues en relación a nosotros, que ya nos habíamos desarrollado a los 16 / 17 años, era más bien pequeño (se decía de él con la típica cuchufleta estudiantil que era “Asín” de pequeñito), un poco cargado de hombros, pero de un porte erguido como buen caballero español que era.- Algún día apareció en clase con la típica capa española, que sabía llevar con orgullo.- No olvidaré sus bondadosos ojos, ya surcados por las ojeras que dejaba el tiempo y las largas horas de dedicación a los libros.- No lo sabíamos entonces, pero D Jaime era lo que se dice “un sabio”.
Era sobrino de Asín Palacios, que también practicó vocacionalmente la enseñanza. Creo recordar que nos hizo comprar entre todos un diccionario de la Real, que se depositaba en la mesa del profesor y consultábamos habitualmente.
No le gustaban nada los exámenes, y como listo que era, se limitaba a ponernos un cuestionario simple con 10 preguntas; no era fácil suspender en esas condiciones. Así da gusto…
También le daba mucha importancia a que se nos quitase el complejo de hablar en público, por lo que al menos una vez durante el curso le tocaba a alguien salir y soltar una exposición a todos los demás sobre un determinado tema que había que preparar.- Daba libertad de elección entre múltiples alternativas, de forma que no era difícil poder elegir un autor y una obra que se acomodase al gusto de cada cual.
Nos enseñó que la Literatura era algo más que la relación de escritores más o menos famosos y su obra (así suena a rollo), sino que nos hacía destacar el entorno histórico y costumbrista de la época y su influencia tanto en el autor como en su obra.- Así suena mejor, ¿verdad?
Lo que sí sabíamos de él entonces es que era un insigne arabista.
¿Por qué? Pues porque aparte de la historia hispano árabe y sus alumnos, D. Jaime tenía otro amor que nos quería traspasar: TOLEDO, como muestra viva de la cultura hispano-árabe.- Luego supimos que la excursión a Toledo era un clásico en D. Jaime, pero en cualquier caso, la que hizo con nosotros resultó inolvidable.-
Desafortunadamente, no guardo ninguna foto de aquél evento; a lo mejor alguien del grupo encuentra alguna.- Dado que yo posteriormente repetí en diversas ocasiones tal excursión, quiero compartir las fotos que hice, destacando los lugares que más llamaban la atención a D. Jaime.
El autobús nos dejó a todos fuera del recinto amurallado, muy cerca de la Puerta de Bisagra.- Lo primero que hizo nuestro profesor fue aclararnos que aquella era la “nueva” puerta de Bisagra, y nos llevó corriendo a la “antigua”, no muy lejos de allí, muralla abajo hacia la derecha.- Delante de ella, se veía que estaba emocionado: nos contó que tenía casi 1000 años y que su nombre deriva de la palabra árabe "Bab-Shagra", que significa "Puerta de la Sagra", nombre dado porque mira hacia la región con este nombre y que su importancia consistía que era por la que entró triunfante Alfonso VI en el año 1085.
|
Puerta Antigua de Bisagra, por donde entró Alfonso VI |
|
|
En aquella época, Oliver ya tenía 58 años, lo que no impedía que fuese un espléndido caminante que era capaz de cansarnos hasta a nosotros, con un porrón de años menos.
Desde la puerta antigua y después por debajo de la nueva Puerta de Bisagra, nos llevó a un lugar “recóndito” y que nos enseñó como otro de sus favoritos: la mezquita del Cristo de la Luz.
Aquello, más que mezquita, era una “mezquitita” de pequeña que era, pero para él tenía mucha importancia; no voy a contar aquí –para no cansar- las leyendas de esta pequeña”mezquita-iglesia”, paro haberlas, haylas.
Después fuimos subiendo por una empinada cuesta hasta llegar a la Puerta del Sol y de ahí, con la cuesta cada vez más empinada, llegamos a la plaza de Zocodover.- Aquella plaza tenía algo de relajante y allí descansamos tras la subidita a toda marcha. Creo que pasamos olímpicamente del Alcázar (cosa que no hubiera sido bien vista por algunos en aquella época) y visitamos, tampoco con excesivo detenimiento, la Catedral.- La verdad es que es hermosa y si alguien tiene la suerte como yo de verla iluminada un día del Corpus, pues mucho más.
|
Catedral iluminada en un día del Corpus, con la Custodia |
|
|
|
Nos destacó “El Transparente” situado detrás del altar, pues no hay nada parecido en otras catedrales.
|
El Transparente |
Pero a D. Jaime lo que le interesaba realmente era descubrirnos el “Toledo oculto”, de forma que empezamos a callejear por todas aquellas estrechas y empinadas calles de Toledo.- Se ve que conocía a muchos particulares, pues con toda la desvergüenza del mundo procedía a llamar a la puerta de alguna casa para que nos enseñaran su patio interior. ¡Aquello fue todo un descubrimiento! ¡Lo que podía haber detrás de una modesta puerta! La verdad es que fuimos unos privilegiados, pues eso no lo ves todos los días y menos con una visita turística normal.
|
Ejemplos de patios interiores particulares |
En muchos de aquellos patios quedaban restos antiguos, incluso de la época árabe con sus filigranas.
Al final el día, pudimos contemplar extasiados un lindo atardecer con la vista de la ciudad y sus murallas.- Un día inolvidable.
Desde aquél día, Toledo y Jaime Oliver estarán por siempre entrelazados en mi memoria; he tenido diversas ocasiones de “enseñar” Toledo a otros, amigos, visitantes o familiares e instintivamente mis pies siempre se dirigían a aquellos lugares preferidos por nuestro maestro.
Bien, hasta aquí las “sensaciones” y recuerdos que me han quedado de D. Jaime como nuestro profesor, pero su semblanza no termina aquí, ya que aún quedan algunas sorpresas.
La primera es que escribió probablemente el mejor libro que existe sobre la historia del nombre de Madrid; hay todavía debates sobre el posible origen visigótico anterior, pero la tesis de Oliver todavía es la referencia oficial.
Historia del nombre “Madrid”. C.S.I.C. Instituto Miguel Asín. Madrid 1959.
“D. Jaime Oliver recibió en 1952 por su Historia del nombre “Madrid” el Premio Francisco Franco del Consejo de Investigaciones y el Premio del Ayuntamiento de Madrid al mejor de los libros publicados ese año sobre la Villa. Esta obra es un pequeño mundo lleno de datos de toda índole sobre el Madrid medieval; en ella, y mediante la herramienta de la filología, Oliver supo compendiar una buena parte de lo que todavía hoy se admite como más probable acerca del pasado premusulmán y musulmán de Madrid. El libro incluye, además, el cuarto dibujo conocido de los recintos defensivos completos: como en el anterior de Urgorri, se dibujan las manzanas del Texeira, y, ahora por vez primera, se ensaya una superposición de ese plano del siglo XVII con el callejero actual, muy correcta en líneas generales.”
En síntesis, el nombre de Madrid tiene su origen como sigue:
“Para Jaime Oliver Asín —así lo detalla en 1954, en un trabajo patrocinado por el Instituto Miguel Asín del Consejo Superior de Investigaciones Científicas— Matrice ha sido el primer nombre de la Villa, un Madrid premusulmán, y que hacía alusión al arroyo (madre, madre de aguas, matriz de aguas) que corría por el vallejo que actualmente es la calle de Segovia. Este nombre primitivo —según Oliver Asín— debió, con la invasión islámica, cambiar a Mayrit, formado por la palabra árabe mayra (madre, matriz) y el sufijo iberorrománico "it".
Pues éstas no son todas las sorpresas, ya que hay que añadir su contribución fundamental al descubrimiento de la muralla de Madrid.- Vamos a hablar un poco de ella y de cómo sucedieron los hechos.
En la Cuesta de la Vega, frente a la Cripta de la Catedral de la Almudena, se encuentra el monumento más antiguo de Madrid: Los restos de la muralla musulmana, que levantaron los árabes en el siglo IX. Pero son muchos los madrileños y demás habitantes de la ciudad los que desconocen la existencia de este pedazo de historia de la capital de España.
|
Foto muralla árabe (2008) |
La fundación de Madrid se llevó a cabo durante la dominación árabe de la Península Ibérica. Fue el Emir de Córdoba, Muhammad I, quien ordena levantar en este lugar un castillo fortificado que formaba parte de una red defensiva de atalayas y castillos para proteger Toledo de los ataques de los reinos cristianos del Norte. Junto al castillo fortificado o alcázar, que ocupaba el lugar donde actualmente se encuentra el Palacio Real, se crea una ciudad árabe o medina, que estaba amurallada y que recibió el nombre de “Mayrit”.
La muralla árabe poseía unos muros fuertes, con grandes sillares de mampostería de pedernal o roca caliza y argamasa de cal, de casi tres metros y medio de ancho.
Sus torreones eran rectangulares, con zarpa en la base. La muralla tenía tres puertas, todas ellas de acceso directo: La Puerta de la Vega, la Puerta de la Almudena y la Puerta de la Sagra (¡Hombre, qué sorpresa! ¡No sólo en Toledo había una puerta de la Sagra!)
Mayrit fue conquistada en el siglo XII y la ciudad fue agrandándose y amurallada con recintos posteriores. En el siglo XVII, los restos de la muralla árabe quedan ocultos entre casas y jardines, y va desapareciendo de la memoria de los madrileños.... En el plano de Texeira se muestra que ya en 1656 la muralla existía, aunque integrada entre construcciones de diferentes propietarios.
|
Foto detalle Plano de Texeira |
A mediados de noviembre de 1953, un vaciado de tierras en el número 81 de la calle Mayor al derribar parte del antiguo Palacio de Malpica, dejó al descubierto un tramo de la muralla musulmana que hacía las veces de muro de contención del jardín de dicha finca. Fue Jaime Oliver Asín quien, tras visitar el lugar, comprendió la naturaleza excepcional del hallazgo; pocos días después, ahora en compañía de Leopoldo Torres Balbás y Fernando Chueca, localizó otro lienzo contiguo en el número 83 de la misma calle. Oliver identificó los restos, acertadamente, con los que en el plano de Texeira se dibujan en el borde del jardín de Malpica, y el torreón en ángulo que separaba los dos tramos encontrados, con el redondo que aparece en dicho plano . A instancias suyas, el alcalde de Madrid, conde de Mayalde, paralizó la destrucción de los muros descubiertos.
|
Foto de la muralla en 12.53, de Jaime Oliver (en gabardina) |
|
Foto de la muralla árabe en 12.53, de Jaime Oliver |
La muralla árabe de Madrid fue declarada Monumento Histórico Nacional y Bien de Interés Cultural en el año 1954. Sus restos son de gran valor arqueológico pero su estado está bastante deteriorado y los restos de mayor importancia están integrados en el Parque de Mohamed I que está siendo remodelado en la actualidad.
En fin, cuando nos encontremos paseando por la Cuesta de la Vega y lleguemos a la catedral de la Almudena, no olvidemos echar una ojeada enfrente, al otro lado de la calle, donde se conservan estos restos de tanto valor histórico.- Y que entonces nos acordemos de nuestro insigne y polifacético profesor (¡quién iba a sospechar que también se dedicaba a “arqueólogo”!), que tuvo, pues, mucho que ver para que hoy sepamos más de Madrid, tanto de sus primeros vestigios como del origen de su nombre. Sin él, estas murallas probablemente seguirían ocultas.
Ha dejado, pues, una enorme huella en todos los madrileños al regalarnos su antigua muralla … y en todos nosotros, los del Ramiro, que tuvimos la suerte de coincidir y aprender con él.
D. Jaime Oliver Asín: caballero español donde los haya, enamorado de España, de su historia y de su impronta, enamorado de “su” Toledo, adalid de la cultura hispano-árabe que no debe ser olvidada y sobre todo, un PROFESOR, así, con mayúsculas.
Descanse en paz.