Entre las personas entrañables que conocimos en el Instituto
en aquella época, no hay que olvidar a Muro el bedel, al cual vimos siempre en
su puesto durante tantos años, y del que guardo muy grato recuerdo.
Benigno Muro Martínez, nació el 13 de febrero, 1903 en
Carazuelo (Soria), murió el 22 de diciembre de 1985 en Madrid.
Yo le recuerdo sentado en la conserjería, siempre en su puesto detrás de una mesa de madera, con su uniforme gris en el que destacan sus galones de conserje, con un manojo de llaves, acompañado de su inseparable botijo, gafas sobre la mesa y en la pared colgado el teléfono de fichas de la época. Nos vendía las pólizas que siempre necesitábamos para cualquier cosa y que guardaba en una carpeta. Incluso tenía una esponja para pegarlas
Era una persona seria y profesional. Traía los partes a clase
entre hora y hora, y al menos algún tiempo fue el encargado de tocar el timbre
que daba por finalizada la clase. Al bajar al recreo nos impedía el paso por la
puerta del Hall para salir por la de la cantina.
Vivía en el propio Ramiro, donde nació su hija Rosa, hoy
catedrática de Historia del Instituto.
Toda su vida, desde que se instaló en Madrid al acabar la guerra civil, procedente de Logroño, giró en torno al recinto comprendido entre las calles: Pinar, 21; Serrano 127; la subida desde el Museo de Ciencias Naturales y Jorge Manrique.
En la foto le podemos ver sentado en su pequeño despacho,
donde transcurría la mayor parte de su horario laboral.
Benigno Muro no era un profesor, pero merece un sitio aquí, porque contribuyó en buena medida a nuestra educación; a su modo, y en su especialidad, tanto como el que más. A título personal yo le debo algo que quizá también le deban otros: al llegar por primera vez al Ramiro, en septiembre del 55, mi madre, que me llevaba de la mano, no sabía interpretar la gallofa de documentos, solicitudes y formularios varios que debía escribir y firmar para que me admitieran. Se veía tan impotente, y yo tan desesperado de pensar -a mis ocho añitos- que no iba a poder quedarme, que se echó a llorar. Ahí apareció el Señor Muro (¿os acordáis?; así era como le llamábamos), que sin duda tenía práctica en madres llorosas, y con gran paciencia, y la mayor amabilidad (y hasta cariño, me atrevería a decir), los rellenó por ella, de forma que mi pobre madre, asustada de tanta burocracia como se padecía por entonces (igual hoy es peor), sólo tuviera que firmar, y después suspirar con el más profundo alivio. Esa fue la primera vez que traté con Muro, y aunque sólo haya sido por eso, todo mi vida le he estado agradecido. Si me alegro de que este Blog exista es por poder hacer público mi agradecimiento al bondadoso caballero que un buen día nos sacó de un apuro que para mi madre, y por supuesto para mí, era invencible.
ResponderEliminarSi hay un paraíso para los hombres buenos, amables, corteses y desinteresados, seguro que anda por allí. Esperándonos.
Alfonso
Si Alfonso, yo recuerdo que me tenía que hacer las matrículas mía y de mi hermano yo solo y él me ayudaba con las pólizas y los impresos. Que buenos recuerdos me trae una persona realmente buena. Yo le apreciaba. Nada que ver con Hurtado
ResponderEliminarEl recuerdo que yo tengo del "Sr Muro", asi le llamábamos en casa, es de un verano cuando fuimos a buscar los libros de calificación de todos los "casitas". Nos los fué dando uno a uno después de mirar las notas y al llegar al de mi hermano Gerardo, le llamó la atención que tenía todo aprobado, y en general muy buenas notas, excepto en Música, en la que tenía SUSPENSO. No recuerdo el comentario que hiciera, pero sacó una goma, borró, el suspenso y puso aprobado. Pasados los años pienso que esa asignatura, no debía tener actas y por tanto oficialmente no debía existir. Quede la anécdota como confirmación de su bondad.
ResponderEliminarCon el Sr. Muro tenía yo mucha relación, dado que yo era el encargado de "la Radio" (la megafonía) y me tenía que dar las llaves al inicio del recreo. Una persona entrañable, como Petra,Manolo Cavido, el Sr Ventura, Pedro y el Pipero. Gente que,sin titulo, también han sido profesores nuestros.
ResponderEliminarEn unos días cuatro compañeros iremos a ver a su hija al Ramiro, que estamos preparando nuestras bodas de oro.
Comenzar este escrito es para mí una gran satisfacción.
ResponderEliminarPara mí fue más que un tío (un padre) que voy a decir Tiote fuiste sin decir nadalo fue todo para mi
Me hubiese gustado conocer
Hola tío,se que te fuiste sin decir nada,lo eras todo para mi, jamás iba pensar que en tu interior tenías un corazón tan grande
ResponderEliminarAllá donde estés felicidades siempre te recordaré un abrazo
Espero me perdonen los amigos,y la hija
ResponderEliminarMe llamo M•Luisa Muro luego soy sobrina de Benigno,Estuve estudiando en el coley Alamaman,estaba muy cerca c/pppinar eran varios momentos pasábamos juntos
Para mí fue más qué un padre a pesar de ser hermano
Tío dónde estás te quiero eres mi ángel dé laguarda
Rosa Mari te deseo salud y prosperidad tu prima M•Luisa Muro
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